sábado, 22 de junio de 2013

El Misterio del Crimen del Lobo, Capítulo V

EL MISTERIO DEL CRIMEN DEL LOBO,CAPÍTULO V

Nos adentramos en el bosque. Sabía que era una auténtica locura, que era imposible que saliésemos de allí con vida. Pero aun era de día, el lobo saldría cuando oscureciera para no ser visto. Todo estaba tranquilo, el ambiente estaba cargado como si alguien más estuviera allí. Era un ambiente de horror y misterio.
-Vámonos Amapola- dijo Isabel
-Dame un minuto, tan solo un momento que encontremos al cazador.
Avanzamos más adentro y fuimos dejando marcas en los árboles para no perdernos, estábamos cansadas llevaríamos como dos horas caminando en aquel bosque. De repente, algo se movió entre unos matorrales. Cargué la escopeta y nos escondimos detrás de un alto roble.
-¿Quién anda ahí? Soy un hombre amado ¿me oís?- dijo el hombre que había salido del arbusto
-¿Es usted Francisco?- pregunté
-El mismo, ¿Qué hacéis por aquí? ¿Habéis perdido el juicio? Este bosque está lleno de peligros. Pero, un momento. ¿de qué me conocéis?
-Soy Amapola, hija de Mercedes. Descubrí las cartas que usted mandaba, eran amantes ¿no es así?
Quedó un momento pensativo, paralizado y luego respondió:
-Así es.
-¿Por qué mi madre se enamoró de usted?
-Verás, tu madre y yo nos conocimos en este mismo bosque. Antes de que el lobo, apareciese. Yo la enseñé a disparar para que se protegiese de cualquier peligro. Nos enamoramos, ella me confesó que estaba embarazada y esto no podía seguir así y…
-Y la mató ¿verdad?- dije
-¿Yo?, no… yo no la maté. Fue el lobo, ¿de verdad crees que lo soy?- me contestó
-No lo sé, pero juro que encontraré al asesino de mi madre.
-Si no es el lobo, podrá decirnos donde estuvo ese día ¿verdad señor?- le dijo Isabel
-Estuve… en el mercado vendiendo mis presas. Esperen enseguida regreso.- marchó tras algo, cargó su pistola y disparó. El sonido retumbo todo el bosque.
-Ya tengo cena- dijo mientras cogía de las orejas a un pequeño conejo. Ahora, os acompañaré a casa está oscureciendo y a vuestros padres no les gustará encontraros aquí.
Regresamos a casa y acompañé a Isabel  hasta su puerta. No sospecharon nada. El cazador era un hombre bastante rudo, sin duda sabia cazar de buena manera. Y motivos también tenía para ser el lobo. Pudo ser que al confesarle mi madre que estaba embarazada de mí no quisiera que se fuese y le hundió una bala en su pecho. Dudas horribles y miles de teorías aturullaban mi cabeza. ¿Quién sería el lobo?, ¿lo encontraría?, ¿faltaría algún sospechoso? Padre me contó que alguien había ayudado a presentar pruebas falsas contra mi madre para acusarla de ser hereje, ¿pero quién sería?.
Llegué a casa y encontré a mi padre comiendo un trozo de pan.
-¿Dónde estabas Amapola?- me dijo
-Estuve en casa de la abuela, merendando
-Bueno, ya pensaba que habías ido al bosque.
-¿Yo? Ni loca padre- le mentí+
-Espero que no vayas, por tu bien, no soportaría perder al único apoyo que me queda

Reposé sobre el colchón de paja. Desconectando de todas mis teorías. Mañana visitaría a la abuela, haber si pudiese ayudarme en mi búsqueda del asesino.


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