viernes, 21 de junio de 2013

Lágrimas del destino, el desenlace Parte I

Estaba nervioso, Clara iba a decirme quien era mi verdadero padre, pero aun no estaba seguro, ¿y si Clara solo lo que quería es que de una vez por todas tuviese una familia feliz?, habría que esperar. De repente, surgió lo inesperado. Clara, iba a subir al ascensor. Antes de llamar, me dijo:

-Antes de que entres, debo hablar con él, no quiero decírselo de golpe.
-Vale

¿Quién sería mi padre?, ¿le conocía yo de antes? Dudas que llenaban mi cabeza.

Pasaron diez minutos y Clara bajó.
-Ya podemos subir.
Nervioso, miles de nervios tenían dentro. De pronto Clara me tapó los ojos para que no viese a que habitación entraba.
Y me encontré con Pedro.

-Pedro, ¿eres el compañero de habitación de mi padre?
-Es tu padre- dijo Clara
-¡Cómo! ¿Pedro? Pero si… ¡No es posible!
-Sí lo es- dijo Eva

Eva trabajaba en el laboratorio, al parecer había hecho la prueba de paternidad.

-Es tu padre- sonrió Clara
-Santiago, hijo mío al fin puedo abrazarte
-Papá- estuvimos abrazados los dos llorando de alegría
-Pero un momento, Papá tiene familia, ¿Quiénes son?
-Son tu madre y tu hermano Pablo
-¡Quiero conocerlos!
-Los conocerás vienen de camino.

Al fin pude abrazar a mi verdadera madre, y a mi hermano. Al fin mi familia, me querida familia, era normal, la que siempre soñé y deseé.
-Clara, gracias te doy por salvarme, si no hubiera sido por ti no hubiera conocido a mi familia.- y la abracé.

Fueron momentos muy agradables para todos. Fui a conocer mi casa, era muy bonita. Cenamos todos juntos, incluso les enseñé mi refugio, aquel a donde iba cuando las lágrimas del destino me invadían. Me quedé a dormir bajo las estrellas con mi hermano Pablo, que me confesó que estaba deseando que llegase.

Estaba en deuda con Clara, debía hacerle un favor. Debía encontrar a su padre seguro que sí. Entonces hablé con mi madre, que era su hermana.

-Mamá, Clara me contó que el abuelo partió a la mar y nunca volvió, ¿sabes de algún amigo suyo?
-Sí partió  a la mar, nunca regresó. No sé nada. Solo sé que partió al mar Mediterráneo.
-¿Utilizaba algún uniforme?
-No lo sé nunca lo vimos.

Tenían un baúl donde guardaban las cosas de su padre, allí solo encontré una gorra, era de publicidad. Estaba escrito: R&H Calle Garcilaso de la Vega nº23 (Cádiz). Al parecer era una gorra de publicidad de algún sitio, era Cádiz, casualmente en el Mar Mediterráneo, seguí buscando y encontré un diario, un diario que tenía llave, lo abrí con un cuchillo, en las últimas hojas decía:

“Hoy hemos obtenido una buena mercancía volveremos a puerto mañana al alba, y cenaremos para celebrarlo en el restaurante de Ricardo e Hilario. No obstante tenemos que seguir trabajando en la mar unas semanas más”

No tenía mucho sentido la última hoja escrita pero era la última. Debía ir a Cádiz, seguro que allí sabía dónde estaba. ¡Claro! Miré el papel de nuevo, decía claramente “Ricardo e Hilario” R&H. Seguro que allí sabían dónde estaba. Pero no podía ir aún a Cádiz porque pronto operarían a mi padre.

El día pasó en cuestión de horas superápidas. Y el día antes  de la operación se presentó volando.
Me llevé a mi padre a mi refugio, para que viese la fantástica puesta de Sol.
-Estamos tan felices de haberte conocido Santiago-dijo mi padre
-Y yo de tener la familia que siempre deseé
-¿Qué hora es?- dijo mi padre
-El cinco menos cuarto
-El Sol se pondrá más tarde entonces-me dijo.
El día de la operación llegó, estuvo siete horas en el quirófano y todos estábamos nerviosos, yo ya había vivido esa experiencia antes y la verdad es que no me gustaba nada. Al fin salió esta vez una doctora.
-La operación se a logrado con éxito, el paciente está bien.

Al cabo de un rato pudimos ver a mi padre. En unos años se recuperó. El cáncer le había huido. El destino fue justo con nosotros.

Eva y yo nos enamoramos, y la pedí matrimonio. La boda se celebraría el tres de mayo.

Antes de esa fecha debería encontrar a el padre de Clara, quería que fuese una sorpresa a si que le dije a mi madre que le dijese a todos que me había ido a un congreso
Le dije a mi hermano que me acompañara. Al llegar allí, fuimos al  restaurante R&H, y preguntamos por él.
-Hola discúlpenos, ¿conoce usted a Gregorio? Dije enseñándole una foto
-Claro que le conozco era mi gran amigo
-¿Sabes dónde está?- dijo mi hermano
-Estará en su casa, tomad la dirección-dijo apuntando en un papelito
-De acuerdo muchas Gracias





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